jueves, 9 de febrero de 2012

Síndrome de Asperger

El síndrome de Asperger o trastorno de Asperger es un conjunto de condiciones mentales y conductuales que forma parte del espectro de trastornos autísticos. Se encuadra dentro de los trastornos generalizados del desarrollo. El sujeto afectado muestra dificultades en la interacción social y en la comunicación de severidad variable, así como actividades e intereses en áreas que suelen ser muy restringidas y en muchos casos estereotípicas. Se diferencia del trastorno autista en que en el trastorno de Asperger no se observa retraso en el desarrollo del lenguaje, no existiendo una perturbación clínicamente significativa en su adquisición. No hay retardo, por ejemplo en la edad de aparición de las primeras palabras y frases, aunque pueden existir particularidades cualitativas (por ejemplo gramaticales) que llamen la atención, así como una preservación generalizada de la inteligencia. Aunque la edad de aparición y detección más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características del trastorno se hacen notorias en fases más tardías del desarrollo, cuando las habilidades de contacto social comienzan a desempeñar un papel más central en la vida del sujeto. No es tratable.

La gente con síndrome de Asperger:
  • Puede ser sensible al tacto o a los ruidos fuertes.
  • A menudo les resulta difícil mirar directamente al interlocutor.
  • Puede ser torpe cuando camina o practica deporte.
  • A menudo tiene problemas comprendiendo las emociones de otras personas.
  • Puede tener dificultades reconociendo expresiones faciales.
  • A menudo no comprenden cuando alguien está bromeando o usa un lenguaje que no es preciso en su ámbito.
  • A menudo hablan en voz alta, en voz muy baja o con una voz carente de emociones (una voz monótona).
  • A menudo no les gustan los cambios de colegio, trabajo o en su rutina diaria.
  • Pueden aprender a hablar muy pronto o muy tarde.
  • Pueden aprender a leer muy pronto o muy tarde.
  • Tienen problemas socializando.
  • No comprenden cómo piensan otras personas.
  • Con frecuencia tienen una fuerte atracción hacia intereses concretos como los juegos para computadora, las estadísticas deportivas, los programas de TV, entre otras cosas.
  • Tienen dificultades en entender o no les interesa el juego simbólico.
  • Se mueven de forma repetitiva.
  • Les puede costar educarse sea en casa o fuera de esta y pueden ser muy testarudos e insistentes.
  • Suelen ser crédulos e ingenuos.
  • Pueden presentar estereotipias motoras (secuencias de movimientos estereotipados, sin sentido, propósito o meta específica por ejemplo, sacudir las manos o balancearse).

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