En el mes de septiembre de 2011, la provincia de Sindh en Pakistan, se vió arrasada por inundaciones que causaron la muerte y desaparición de miles de personas, así como el caos en todo el sur del país.
La fauna y flora tambien se vieron afectadas, pero nos centraremos en las arañas. Estas, al no poder volver a sus nidos, debieron encontrar otro lugar donde guarecerse. Ante el pánico de que el agua regrese y la catástrofe se repita, los arácnidos decidieron hospedarse en los árboles.
Debido a la magnitud de la inundación y al hecho de que el agua no bajara durante varios días, muchos árboles se convirtieron literalmente en capullos de tela de araña. Esto provocó que no aparecieran tantos mosquitos como cabría esperar, dado el estancamiento temporal del agua.
Muchos de ellos quedaban atrapados en estas gigantes trampas realizadas por las arañas. Menos mosquitos significó reducir el riesgo de la expansión de la malaria y, por lo tanto, algo de esperanza para el pueblo de Sindh que está padeciendo esta situación tan trágica. Así que los habitantes de este lugar han visto cómo la naturaleza puede convertirse en un gran enemigo, pero también en su mayor aliado.
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