La peste del estaño es un fenómeno muy particular de este elemento químico, el cual, tiene una gran sensibilidad ante las bajas temperaturas. Expuesto a la influencia de éstas, el estaño “enferma”. En lugar de blanco argénteo adquiere color gris, aumenta de volumen , comienza a desmenuzarse y con frecuencia se convierte en polvo. El estaño “enfermo” puede “contagiar” al metal sano, de ahí la denominación de peste.
El estaño puro tiene dos formas alotrópicas, el estaño α (gris), polvo no metálico, semiconductor, de estructura cúbica y estable a temperaturas inferiores a 13,2 °C; y el estaño β (blanco), el normal, metálico, conductor eléctrico, de estructura tetragonal y estable a temperaturas por encima de 13,2 °C. El estaño α es muy frágil y tiene un peso específico más bajo que la forma blanca, por lo que la transformación alotrópica α→β se verifica con una reducción del volumen importante. La transformación inversa β→α se verifica espontáneamente a temperaturas por debajo de la de transición, provocando el fenómeno descrito. Éste es apreciable por la aparición de manchas grises en el estaño blanco, que son quebradizas al tacto y que se propagan por la pieza a medida que se sucede la transformación, reduciéndola finalmente a polvo. Aunque la peste se pueda comenzar a formar a cualquier temperatura menor de 13,2 °C, la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que a esa temperatura la conversión del estaño es muy lenta y que la tasa máxima de formación se alcanza entre -30 °C y -40 °C.
En la siguiente imagen podemos ver cómo se va deteriorando el estaño con el frío. Arriba nada más fabricada la pieza. Abajo con 1,8 años y en el centro con 1,5 años)
Hay una serie de metales que aceleran y otros que retardan o eliminan la formación de la peste del estaño. Así, la transformación se ve afectada negativamente por la presencia de impurezas (aluminio y zinc), pero puede prevenirse mediante la adición de bismuto, antimonio, plomo u otros metales altamente solubles. Por otro lado, la probabilidad de que los elementos menos solubles y que forman intermetálicos con el estaño sean capaces suprimir la peste, es menor. Ejemplos de tales metales son la plata y, en especial, el cobre. Aunque es posible que la peste del estaño se forme en aleaciones sin inhibidores sometidas a ambientes fríos, es importante recordar que su aparición es poco común, más bien rara.
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