Los encargados de llevar de viaje a las larvas de la almeja son unos pececillos, los ródeos.
Cuando la almeja está lista para reproducirse, espera a que los ródeos pasen cerca de ella para expulsar sus pequeñas larvas. Estas se adhieren a las branquias de los peces y allí se desarrollan a lo largo de entre 10 y 30 días.
Cuando se convierten en almejas, se desprenden y caen al fondo del agua, donde se instalan lejos de su madre para el resto de su vida.
El ródeo pone los huevos en las almejas de río. Allí se desarrollan durante 15 ó 20 días, protegidos dentro de la concha. cuando los huevos se abren, los alevines aún pasan allí 2 ó 3 días más.
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